Algunas personas miran al mundo y dicen: ¿Por qué? Otras, miramos al mundo y decimos: ¿Por qué no?

viernes, 5 de enero de 2018

Queridos Reyes Magos. Queridas Reinas Magas:


Aquí estoy, un año más, y ya van veinticinco.

De sobra sabéis que, si tengo que hacer una valoración global, este año ha sido especial y muy diferente. Ha sido un año difícil, complicado y lleno de cambios en mi vida. Quizá haya sido el más duro en cuanto a cambios y cuestionamientos personales se refiere. Incluso podría decir eso de que sin haber salido de una, ya se me juntaba otra. Pero aquí estoy, fuerte y reconfortada, porque no hay mal que por bien no venga y, al fin y al cabo, todo pasa por algo. Y es que sabéis que he tenido que vivir cosas muy duras, que me han servido para seguir sabiendo qué es lo realmente importante, para valorar esas pequeñas cosas que dan sentido a todo, para conocerme un poco más a mí misma, para saber quiénes son las personas que están a mi lado cuando más falta me hacen y quiénes me han querido cuando menos lo merecía, siendo cuando más lo necesitaba. He vivido cosas de las que he aprendido y me han hecho crecer y ser mejor persona, he tenido cicatrices que me han hecho más fuerte y miedos que fui capaz de superar. Aunque, al final, me quedo con la alegría de saber que he dado lo mejor de mí, que he hecho todo lo posible para ser mejor que el día anterior, para ser más grande cada día. Me quedo con cada abrazo que me recompuso, con cada mirada que me hizo soñar y con cada beso que hizo que tocara el cielo sin tocarlo. Con todo ese cariño que supieron darme sin ni siquiera pedirlo, con cada detalle bonito y cada sorpresa.

Y es que, como dijo John Lennon, la vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes. ¡Y qué cierto es!

El año empezó entre risa y risa, como siempre, pero con una mezcla de sentimientos encontrados. Lo volvía a empezar, de nuevo, al lado de las mismas personas como los últimos años, sin saber que quizá sería la última vez. Durante este año terminé un empleo duro y bonito, pero quizá, teniendo en cuenta tanta mezcla de emociones, ahora puedo asegurar que pagué mis frustraciones con quienes menos lo merecían. Aunque, con el tiempo, sé quiénes se mantienen a mi lado después de la tormenta. Empecé un nuevo trabajo, bonito y reconfortante, donde se junta una mezcla de emociones y sentimientos de personas que han convivido de frente con la muerte, o al menos con el miedo a ella. He seguido pateando los pasillos del hospital, por diferentes motivos y al lado de diferentes rostros, pero siempre intentando dar esperanza. Ha habido pérdidas, pero también nuevas sonrisas, vida que tiene mucho camino por recorrer, pero a quien su papá y su mamá no han dudado en mostrar la esencia de las pequeñas cosas y la importancia y el sentimiento por la familia y el pueblo. Este año me he reencontrado, de manera más directa y sincera, con personas de esas de toda la vida, porque desde pequeña me enseñaron a estar indudablemente en lo malo y había personas que, como mínimo, merecían ese acompañamiento. Tuve un cumpleaños familiar y especial, de esos que a mí me gustan. Y ha seguido habiendo celebraciones y motivos para juntarnos, como a mí me llena. También motivos y espacio para abrazarnos, que a veces falta hacen. De repente, un día, de manera inesperada, me propusieron un proyecto ambicioso, alguien quería que escribiese su historia, alguien quería abrirse de tal manera a mí, que me iba a regalar toda su esencia, que iba a compartir conmigo aquellas vivencias que le han hecho ser quien ahora es, pero por sentirme pequeña e incapaz, decidí que quizá no era el momento. Organicé, de nuevo, las fiestas de uno de mis pueblos, con tantas ganas e ilusión como siempre, siendo unos momentos diferentes y necesarios en el proceso que estaba pasando. He tenido personas maravillosas que han aguantado cada tormenta a mi lado, y me aguantaron a mí, incluso cuando ni yo lo hacía, que eso sí que tiene mérito. Gente que ha aparecido sin esperarlo y han alegrado los días. Personas que saben estar pero, sobre todo, ser, incluso a kilómetros. Poco más tarde de mediados de año, alguien muy importante durante muchos años en mi vida decidió dejar de remar junto a mí, o al menos en apariencia, y la barca remó medio hundida durante un tiempo, con un montón de chaparrones que me ha tocado aguantar y soportar, pero con ayuda de quienes me han sabido demostrar todo lo que valen y con fuerza y ganas, descubrí que si por el agua no podía seguir mi camino, quizá sacar las alas que algún día se cortaron, podían hacer que esa mariposa volase de nuevo, con más fuerzas y ganas que nunca, siendo más ella que nunca. Y quizá la herida no se ha cerrado del todo, quizá siga habiendo nuevos capítulos, pero lo principal siempre es la actitud y el aprendizaje del proceso. Me decepcioné, me ilusioné, me volví a decepcionar y ahora por mi cuerpo recorren multitud de sentimientos, bonitos, buenos y puros. Sentí calma después de tanta tormenta, porque es que todxs necesitamos ese momento de oscuridad para ver qué es lo que realmente brilla en nuestras vidas. Y, como alguien muy importante me dijo, todo ello formaba parte de la crisis de los veinticinco, crisis que siempre se debía afrontar con pasos al frente. Desconocí a gente que creía conocer y escuché a quien no debía porque sus palabras dolían y las intenciones no eran buenas. Entendí que debía sonreír por lo que había vivido y no estar triste por aquellos planes que no se cumplirían, al fin y al cabo, debía quedarme con todo lo que compartí. Y hoy, cuando tanta gente os escribe a vosotrxs, cuando tanta gente os pide deseos, yo he decidido devolver esas cartas, a quienes se lo merecen por lo que han significado en los momentos más duros de este maldito 2017, porque no se merecen menos, y es que, cuando unx es todoterreno, lo que lx sobran son caminos. Pero bueno, tampoco os voy a contar nada que no sepáis porque sé que me observáis todos y cada uno de los días del año. Sí, sé que aquel día también lo hacíais, ese otro sufristeis por mi dolor, aquel otro visteis la ilusión en mi cara y ese otro me estabais apoyando.

Por todo ello quiero pedir que el dos mil dieciocho siga conociendo más a esa gente que acaba de llegar, a los que llevan ya tiempo y a los que faltan por cruzarse en el camino, pero sobre todo tenga tantos días inolvidables como días tiene el año y que todos esos planes se acaben cumpliendo y ya sé que yo tengo que poner de mi parte para que así sea, así que lo haré. Aunque sobre todo pido no más pérdidas de personas queridas, no más malas noticias de esas que tanto duelen y descolocan, no más sitios vacíos en las mesas familiares, más momentos, sonrisas, abrazos de los que sanan y mejor rollo. Pido besos en la frente, pequeñas sonrisas y grandes alegrías. Instantes, nuevos encuentros y reencuentros con aquellas personas que hace tiempo que dijimos de este año no pasa sin que nos veamos, y pasa, vaya si pasa, no solo ese año sino otros muchos más. También pido viajes y si pueden ser improvisados, perderme para seguir encontrándome. Pido fuerza y ganas para seguir organizando las fiestas del pueblo un año más, porque al final todo esfuerzo tiene su recompensa. Pido que pueda ser el año en el que empiece a andar la asociación. Pido poder seguir participando en el Belén Viviente del pueblo, y en todas aquellas actividades que hagan que los pueblos permanezcan vivos, esas tradiciones que ya llevo impregnadas en mí. Pido seguir creyendo en las personas, porque aunque haya sido un año de despedidas de todo tipo, solo me puedo sentir orgullosa por seguir creyendo en ellas. Y por supuesto, pido seguir con el conocimiento personal, porque no hay nada mejor que conocernos a nosotrxs mismxs. Y... ¡qué se acabe ya la maldita crisis de los veinticincos!, o lo que quiere que sea.

Pero sobre todo me gustaría que este año, otro más, me trajerais lo siguiente:

Una vez más me pido la MAGIA que había en casa cuando era pequeña y era inmensamente feliz pensando que hoy vendríais a visitarme.. porque todxs tenemos esa ilusión que nos conmueve pero yo quiero la de cuando éramos pequeñxs, ¡ya me entendéis! 😏 solo espero tener esa cara de alegría cuando vea todas las cosas que tengo debajo del árbol y, sin duda, cuando siga valorando a todas esas personas que me acompañan desempaquetando. Y es que a mis veintitantos me doy cuenta que lo importante es la magia que envuelve esto, que ser ingenuo no es sinónimo de ser inocente, pese a lo que diga el diccionario, y que utópico sí que es sinónimo de maravilloso. Que la vida por sí misma frena los sueños, pero no puede frenar a lxs soñadorxs.

Pido regalos e ilusión para todxs lxs niñxs del mundo y que ningunx se sienta triste ni decepcionadx con vosotrxs. Y para lxs no tan niñxs también. También pido sonrisas e ilusión en todas las caras del mundo, pero sobre todo en esas que yo tanto conozco y tanto se lo merecen, principalmente en las que este año por diferentes motivos han perdido la sonrisa. Pido alegría y buenas intenciones, que merman cada día. Pido estabilidad laboral, que se acabe la crisis y las injusticias sociales. Pido justicia en su amplio sentido. Pido tiempo, de ese que una temporada del último trimestre de este año he decidido dedicarme y permitirme, para estar a su lado, al lado de mi gente y para recuperar el tiempo 'perdido', para recomponerme. También para ir al pueblo y estar con lxs de siempre, con lxs que me han visto crecer y no dudan en apoyar en los peores momentos. Y con la gente del barrio, esa del día a día. Pido tiempo para pasarlo con mi familia, pero sobre todo para compartirlo con mis abuelas, que todavía tienen muchísimo que enseñarme. Pido que esxs niñxs que hoy gritan el nombre de Baltasar con el tiempo no tengan prejuicios ni se vuelvan racistas. Pido seguir queriendo, porque aunque te quieran, la mejor sensación es cuando tú quieres. También pido querernos más, individualmente y entre nosotrxs. Pido amor del bueno y del sano. También pido quererme, y no solo mucho, sino bien. Pido agradecer más y quejarnos menos. Pido seguir cumpliendo sueños de esos que tengo, seguir ilusionada con mi trayectoria profesional. Pido que nadie la haga daño a nadie, de ningún tipo, y que sigamos unidxs, porque juntxs somos más, y mejor. Pido seguir sorprendiéndome cada veintisiete de mayo, que ya sabéis que siempre lo consiguen. Y también pido seguir sorprendiendo yo esos veintisiete de mayo de otras personas, y los ‘san queremos’ cuando se lo merecen. Y sobre todo pido seguir aprendiendo, pero principalmente de mis errores, algo necesario en las personas. Aunque, por favor, pido de momento no tener más golpes duros, me gustaría recomponerme de todos los anteriores, dejadme así y de aquí para arriba, no me lo pongáis más difícil.

Creo que no se me olvida nada, y sé que pido demasiado, pero creo que es necesario y sé que sois magxs y hacéis que todas las ilusiones se cumplan, espero que las mías también.

Tened una gran noche, que cada unx la tendremos a nuestra manera.

P. D. Sabéis que sigo siendo aquella niña que con tanta ilusión os escribía junto a sus hermanas y espero que hagáis que nunca deje de serlo. No dejéis de sorprenderme nunca. Que, por cierto, hace no mucho encontramos aquellas cartas que os escribíamos y, ¡vaya ilusión nos hizo!

¡Hasta el año que viene! 😊

San. 🐾✏✉💌


No hay comentarios:

Publicar un comentario