Algunas personas miran al mundo y dicen: ¿Por qué? Otras, miramos al mundo y decimos: ¿Por qué no?

sábado, 21 de marzo de 2020

Confinamiento día 9

Si algo tienen de positivo las crisis, son los cuestionamientos personales y las personas que tienes alrededor para superarlas, y para llevarlas de la mejor manera posible.

Estos días estoy teniendo tiempo para mi gente, para llamar y escribir, para abrazar virtualmente, para conocer al vecindario, para poner nombre y vidas a personas a las que me encontraba en el ascensor o paseando al perro. Pero es que incluso para tener un grupo de WhatsApp de vecinas y acordar horarios de salidas a la terraza (y lo que surja), porque así seeemos. Incluso a mi me empiezan a conocer por mi nombre y no por el nombre y la historia de Rocky, que no sabéis lo que eso significa.

Ahora sé que la loca de los grupos de Facebook, que pasea a Issis en mi campa y a los otros dos perros en la otra, se llama Leticia y tiene una historia de lucha incansable detrás. Pero no duda en salir día a día con su mejor sonrisa a su ventana a sacar la mejor sonrisa al resto de vecinxs. Que Arancha conoce a Sergio del pueblo de toda la vida, pero empezaron a salir juntos cuando llegaron a Burgos a estudiar. Y estos días hacen postres por videoconferencia con los suyos. Que Virginia tiene un trabajo duro y dos hijos, y el mayor tiene una sensibilidad especial. Que la otra Leticia, la del perro negro grande, también cree en las iniciativas sociales. Qué la suertuda que tiene terrazón y perro se llama Charo. Qué la del ático de en frente está llevando todo esto muy mal, y pasea de un lado a otro de la terraza intentando calmarse. Qué la niña que saludaba con tanto cariño a Rocky se llama Giulia, tiene una sensibilidad especial por los animales, vive justo debajo de mi casa y además comparte casa con otra peque que se llama Alba y sus mamás son muy buena gente. Además, que su mamá se pone de foto de perfil de WhatsApp fotos de nuestras ventanas. Y podría seguir contando, cada historia dentro de esas ventanas a las que hasta ahora no había mirado más allá. Yo, que vengo de un barrio y dos pueblos donde más o menos nos conocemos todxs, que salimos a la calle a pasar la tarde juntxs, que nos hemos ayudado siempre en todo. Y aquí... Con un hola era suficiente. O eso parecía.

Y encima, además de todo eso, tengo(emos) buenas palabras de gente bonita. Eh aquí una muestra de ello. Y yo solo puedo sonreír.

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