Sabéis que hablo bastante y me formo más aún sobre la muerte, las pérdidas, el duelo y los procesos de la vida.
Y hoy, vengo a hablar también de ello. O no del todo, pero sí.
Durante la retransmisión de las #campanadasRTVE se pudo ver a una Ana Obregón rota, pasando un duelo por la pérdida reciente de su único hijo. Demasiado joven, demasiado pronto, demasiado injusto.
Pero también pudimos ver una Anne Igartiburu que acompañaba, que respetaba, que tenía empatía, que le daba y respetaba sus tiempos, que le miraba con compasión, que no con pena.
Mientras Ana mostraba la gran sacudida que había vivenciado y el proceso por el que está pasando, Anne dio otra lección. Ella fue esa mano que todas las personas tenemos, aunque a veces nos cueste verlo, y que nos sostiene en nuestros peores momentos.
A menudo, cuando alguien sufre, hay quienes intentan resolver su sufrimiento: dicen que hay que seguir adelante. Pero hay pocas personas que se pongan delante de ti y te digan: llora, es normal que llores y voy a estar a tu lado.
Desgraciadamente hay muchas Anas por el mundo pasando diferentes duelos, pero también hay muchas Annes. Y es muy necesario que las haya. Y no todo vale, ni todo ayuda, por muchas ganas que queramos poner en 'ayudar'. Pero no es cuestión de 'ayudar' sino de ACOMPAÑAR, que son conceptos muy diferentes. Y, además, lo segundo lleva a lo primero. 💖💜💚🍃🌱✨💫🦋
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